![]() Número 7 - Diciembre 1998 |
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Hoy por hoy, un feriado religioso equivale a un día libre apto para arrancarse a la playa. Y como la religiosidad por lo común reside más bien en lo buenos recuerdos que en la vida práctica de las personas, pocos los celebran y salimos en caravana en dirección al litoral, indiferente de si se celebra Semana santa, San Pedro y San Pablo, Asunción de la Virgen o Día de todos los santos... salvo en el caso de NAVIDAD. Navidad, una época en que en Palestina hace un frío de los mil demonios, el mismo frío que tienen los gringos, los Europeos o Asiáticos... por lo que no extraña ver en las películas tanto niñito de rostro rosado-pálido, abrigados hasta el cogote mientras celebran navidad. En lugares así, hasta es un agrado el oficio de Viejo Pascuero, usando ese traje rojo intenso, provisto de un gorrito con pompón y una barba nada despreciable... En Chile, para variar, el asunto funciona al revés... Según cierto amigo meteorólogo, con experiencia en estas cosas, se prevé que el 25 de Diciembre próximo, será un día caluroso, hecho que se ve confirmado por la tendencia a las altas temperaturas que se han venido registrando... parece que el verano algo influye en todo esto... así que, todos esos chilenos que abrigan la esperanza de que caiga nieve como ocurre en las películas navideñas de la tele... deberán posponer su sueño por otro año más.
Tal vez haya que reformar las cosas... es un asunto de humanitarismo (palabra muy en boga por ciertas razones a las que no es el caso referirse)... ¿Habrá algo malo en que el Santa chileno vista short rojo y zapatillas? ¿Qué tal un "jokey" en lugar del gorro con pompón? ¿Por qué razón someter a un ser humano a la vejación de tener que andar abrigado como oveja en pleno verano? Estoy seguro que si Navidad hubiera sido en la estación calurosa en USA, el traje del caballero sería radicalmente distinto, fresco... y más seguro estoy, de que en Chile, sin importar qué frío hubiera hecho, habríamos imitado la fiesta, vistiendo a pobres desamparados con el más gélido atuendo para no desafiar la tradición proveniente desde el norte. De todos modos, la condición
de desamparo del viejo pascuero en Chile es una bicoca si se le compara
con las tensiones y los problemas que navidad causa en gran parte de la
población de nuestro país... es que hemos hecho de esta fiesta
religiosa y de recogimiento, un gran carnaval comercial y financiero...
hace algunos años importaba el momento, la familia, compartir...
hoy lo importante son las compras, los A los niños no se les puede "hacer tontos", ya que la publicidad por televisión que va dirigida a ELLOS, les ha dicho exactamente qué deben pedir, de qué marca debe ser y hasta cómo deben pedirlo. Los padres que aún siguen tratando de sostener el mito del viejo pascuero, están en obvia desventaja con respecto a quienes han optado por decirles la triste realidad a sus hijos... al menos, estos últimos pueden "negociar" con ellos. A medida que los días pasan, la tensión de los atribulados partícipes de la fiesta va en aumento. Las tiendas son un verdadero hormiguero de compradores, el tintineo de campanillas y villancicos se convierte en algo repetitivo y hasta molesto, el dilema entre el presupuesto, las peticiones, las ofertas, los deseos, es fuerte y desmoralizante. Las señoras que caminan con paquetes enormes (siempre en medio de un calor insoportable), se tropiezan entre los ejércitos de personas que caminan frenéticos por la ciudad. Los vendedores - cansados de atender tanto chileno - han olvidado todos sus buenos deseos y modales navideños, para tan solo gruñir tras los mostradores. Navidad es, para muchos, la época más difícil del año. Tal vez sea por la multitud de detalles que se deben arreglar: empresas cerrando el año, estudiantes salvando los ramos o preparándose para la P.A.A., trabajadores planificando sus vacaciones, secretarias mandando tarjetas y regalos, todo el país surfeando las crisis (para regodearse: crisis económicas, políticas, energéticas, etc., etc., etc.). Los diarios vienen más gordos a causa de la multitud de insertos que la temporada amerita: empresas jugueteras, de computadores, de bikinis y trajes de baño, etc. ; si me preguntan mi opinión: La navidad es el mejor negocio que se le pudo ocurrir a nadie, un negocio que se ampara descaradamente en la imagen del nacimiento del hombre más intachable en materia de corrupción del que se tenga registro, un hombre que jamás habría vendido su imagen, ni que habría permitido que su rostro apareciera en un tarro de colados para guaguas, o en un rollo de papel higiénico. USA, desde el norte, sigue siendo nuestro modelo para todo, y para no perder la costumbre, nos lanzamos de cabeza a seguir modelos extranjeros sin importarnos nada, ni nuestro clima, ni nuestras creencias, ni nuestro modo de ser, ni lo puro, espiritual o santo de lo que hacemos. La TV y la publicidad nos fijan el modelo, y como máquinas pre-programadas respondemos, haciendo felices a los grandes empresarios o corporaciones, sin siquiera preguntarnos si es ESTO lo que se le habría ocurrido al padre del niño ese, que nació en Palestina alrededor de dos mil años atrás. Al evocar la imagen de un indefenso bebé en las manos de su madre en un establo, rodeado del olor de los animales y de pocas personas, ajeno a todo tipo de publicidad ruidosa y de luces de colores, me produce un verdadero choque al contrastarla con la fiebre que desata en muchos la celebración hoy, árboles apoteósicos, miles de millones de dólares en ventas. Como seres complejos que somos, preferimos
cerrar nuestros sentidos a lo concreto de las razones y nos dejamos llevar
al mismo sitio al cual corre la gran masa del mundo. Luego, no me extrañaría
que esta reflexión fuera secundada por más de algún
comentario molesto u ofendido. Pero si uno de nosotros, logra vivir esta
fecha con un sentido más digno, producto de reflexionar sobre ello,
me daré por satisfecho ampliamente.
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