![]() Número 4 - Agosto 1998 |
![]() |
DONDE SE INTENTA ACLARAR DEL CÓMO, CUÁNDO Y DÓNDE SURGE NUESTRO HUASO
Antes de que el lector se sumerja en
las profundidades del siguiente texto, sugeriría que escarbara en
su mente, en busca de la imagen que surge al pronunciar el mentado vocablo.
DÓNDE SE INTENTA CLARIFICAR EL SIGNIFICADO Y LAS CONNOTACIONES DE LA PALABRA HUASO Empezaremos refiriendo que esta palabra es motivo de discusiones en cuanto a su origen y raíz; una teoría es que provendría del idioma quechua, del término "huaso", que significa lo rústico, tosco o grosero. Una segunda versión es que se trata de una palabra de raíces quechua y mapuche a la vez, que significa espalda, ancas; de aquí que los indígenas comenzasen a llamar huasos a los hombres que veían sobre la espalda o ancas de los caballos. Y por último hay quienes aseguran que la expresión designa más bien a un hombre de a caballo que a un hombre de campo.
Aquel que viva lejos de la ciudad (de preferencia en la zona centro del país) calificará de huaso a un hombre que, primero que nada, monte muy bien a caballo, que sea atento con sus semejantes, sobre todo con el género femenino; de buenos modales (lo que incluye por supuesto bajarse del caballo y quitarse el sombrero para saludar), conocedor del mundo campesino con sus historias, tradiciones y costumbres; por añadidura sabe cómo entenderse con la díscola madre tierra, quién se entretiene fabricando sequías, inundaciones, nevazones, lluvias y demases. Por cierto, también hay un punto en el que todo el mundo está de acuerdo: la picardía del personaje en cuestión, y su innegable habilidad para tomarle el pelo a cuanto mortal se le cruce por delante.
Es a fines del siglo XVIII cuando hace su aparición en escena la figura y el vocablo que lo denomina; por esos años se estilaba que científicos, sacerdotes, o simples viajeros vinieran a América para luego escribir sus experiencias y publicarlas en el Viejo Mundo. Son ellos quiénes hacen las primeras alusiones a un habitante del campo chileno, mestizo, quién montaba muy bien a caballo, usaba con maestría el lazo, y vestía con una indumentaria acorde a sus actividades, de la que definitivamente era el poncho (descrito como un trozo de tela cuadrado con un agujero para pasar la cabeza) lo que más llamaba la atención. A este personaje se le llamó "guasso".
Del 1850 al 1910, aproximadamente, hubo una fuerte inmigración de ingleses a Chile, quienes traen consigo sus costumbres y modos de vida; en esta época el huaso queda relegado al campo y las actividades del campo. Es en las cercanías de la celebración del Centenario de la Independencia cuando reaparece en escena, si bien no aún en las celebraciones. En esos años, nacen las primeras caricaturas de huasos en periódicos y revistas. Desde esa época en adelante
ha ido recuperando terreno, sus fiestas tradicionales, como el rodeo y
festividades religiosas son objeto de reportajes en medios periodísticos.
DONDE SE DESCRIBE EL CARÁCTER Y COSTUMBRES DEL PERSONAJE EN CUESTIÓN
Es un hombre orgulloso de su condición y de su hábitat, y de su conocimiento de éste. Así como el citadino se mofa del huaso que no sabe moverse en la ciudad, éste también se burla de todo aquel que ose entrometerse en su mundo; baste ver a un huaso ladino reírse de un civilizado santiaguino intentando montar un caballo por el lado equivocado. Con todo, la característica más importante de este hombre tan especial es su apego a un pedazo de tierra: aquel donde nació y se crió; es allí donde están sus raíces, su vida, sus tradiciones. Aquí, no nos encontramos con el sentido de propiedad que conocemos en la ciudad: la propiedad de un terreno; sino que el hombre de campo siente que es él quien pertenece a ese rincón al que dedica sus mayores esfuerzos. El huaso es un hombre religioso y devoto; en todos los pueblos y ciudades de la zona central nos toparemos con fiestas religiosas a las que acuden cientos de ellos vestidos con sus mejores atuendos, citemos por ejemplo la Fiesta de Cuasimodo, o la Fiesta de la Virgen del Carmen. Esta religiosidad y otras características son herencia de sus antepasados los caballeros medievales; de allí le viene el sentido del honor, el ofrecer a una dama los triunfos en un torneo o competencia, y algunos rasgos del rodeo. Así como los habitantes de las ciudades nos sentimos dueños y señores en la urbe, él es quién reina en los campos: sabe cómo afecta la luna al crecimiento de sus plantas, o a sus animales; probablemente sepa mejor que el hombre del tiempo si va a llover o no; no se aproblema por que venga a visitarnos La Niña o El Niño, el huaso sabe que es parte de los ciclos de la vida en la madre tierra (bueno, en realidad sí se aflige, pero bastante menos que aquellos a quienes se nos inundan las calles). DE LA VESTIMENTA, ROPAS Y ACCESORIOS QUE SUELE UTILIZAR Al hablar de su atuendo no hay que olvidar que es principalmente un hombre de a caballo, por lo que todo lo que viste, calza y luce le debe permitir montar cómodamente, o bien cumple con una función específica; por ejemplo la faja roja en la cintura sujeta los riñones al montar y afirma la columna al cargar peso en los hombros; el color es más bien parte de la fábula, pues dicen que debe ser así para que evite los problemas renales. Es importante distinguir entre la vestimenta de diario, la de faena y la de lujo, todas perfectamente diferenciadas entre sí. La de faena debe soportar bien el trabajo agrícola, es por sobre todo resistente y permite maniobrar bien al caballo. La de diario, en la actualidad incluye jeans, casacas, y prendas comunes, pero siempre acompañadas por la infaltable chupalla o el sombrero de paño. La de lujo es la que habitualmente vemos en rodeos y fiestas. Es un traje que ya no necesita soportar un trabajo arduo, simplemente el huaso en estas ocasiones luce sus mejores prendas: camisa a cuadros, chaquetilla corta blanca o negra, pantalón a rayas, zapatos de tacón, faja o cinturón, encima un lujoso chamanto o una bella manta corralera. ![]() Además de la vestimenta están
los aperos del caballo, los que también cambian según la
ocasión: en general los de faena son mucho más resistentes,
lo que se utilizan en el rodeo son más livianos y pequeños,
además estar profusamente decorados. Las espuelas son el caso contrario,
son pequeñas para el uso diario, y grandes para el traje de lujo.
Al fin, el huaso chileno es parte de
nuestra historia y tradiciones, y quizás quienes habitamos en la
ciudad debamos conocerlo un poco más... tal vez así aprendamos
algo más de nuestra tierra.
BRUJA ¿Deseas hacerle llegar tus comentarios o preguntas a BRUJA? Escribe a bruja@atico.cl y ella gustosamente te responderá. |