Número 4 - Agosto 1998
DEL CINE AL SOFÁ

-Mira cómo nos observan y manejan todo-
-¿Qué cosa?-
-Ssshhhh... que no te escuchen-

Medios de comunicación, esquizofrenia y paranoia. 

Hace unas semanas arrendé una película que no alcancé a ver en el cine y que me moría de ganas de ver porque actuaban Robert DeNiro y Dustin Hoffman, Wag the Dog (Barry Levinson, 1998) No sabía de qué se trataba ya que muy pocas veces me informo de qué se tratan las películas antes de verlas, en estos asuntos del cine, me encantan las sorpresas. Me asombró bastante el tono exquisitamente irónico con el que habla de la manipulación y el control de la información a través de los medios de comunicación, así como de la influencia que éstos tienen en el pensamiento público. Luego de terminar de verla, se me vinieron a la mente otras dos películas, The Truman Show (Peter Weier, 1998) y Videodrome (David Cronenberg, 1982) que también están centradas en los medios de comunicación y su cáracter de entes manipuladores y creadores de realidades. 

Desde el surgimiento de los medios de comunicación de masas que se ha estado hablando de la influencia que éstos tienen sobre las personas. Han sido referidos como poderosos moldeadores del pensamiento, opinión y actitudes de quienes reciben la información que éstos entregan. Se ha dicho que lo que la gente ve, lee y escucha a través de los medios de comunicación es lo que cree e internaliza como realidad. El efecto de los medios en la actitud de las personas se refleja muy tempranamente a través de la utilización de éstos como vías de propaganda tanto comercial como política. En el cine, clásicos como La Guerra de Los Mundos (Byron Haskin, 1953), película basada en la novela de H.G. Wells, muestran el efecto que los medios son capaces de ejercer en las personas a través de un radioteatro que narra una invasión marciana a la tierra como si fuese un noticiario, creando una verdadera sicosis en los oyentes que piensan que éste realmente es un noticiario y que la invasión está ocurriendo. La aparición de la televisión lleva la influencia de los medios de comunicación a otro nivel, el público ahora es capaz de observar y en cierta medida interactuar con las personas en pantalla, viendo lo que ellos ven y sintiendo lo que ellos sienten, depositando, así, su confianza en lo que ellos dicen, debido a la familiaridad aparente que el espectador crea al verse expuesto cada día a las mismas personas claves que le hablan y le muestran el mundo en televisión.

Con el paso del tiempo se ha ido teorizando esta influencia de los medios audiovisuales hasta llegar a la teoría que se encuentra de moda en estos momentos, el posmodernismo. Una de las características de la condición posmoderna es lo que se describe como la explotación del consumo en todas las gamas posibles, la producción de realidades múltiples, y la consecuente esquizofrenia y paranoia. Se habla de que esta manipulación de los medios llega al punto de borrar completamente el puente entre lo real y lo ficticio a través de lo que se llama el simulacro, la producción y transmisión de realidades virtuales para el consumo. Dicho de otro modo, a través de la transmisión de realidades que no son necesariamente lo que se entiende por realidad, lo palpable y concreto, sino que aparentan serlo, y por lo tanto son vistas e internalizadas como si lo fuesen.

La importancia de los medios de comunicación como controladores e incitadores al consumo está presente en The Truman Show a través de toda la película. En ésta un niño es adoptado por una corporación para crear un programa de televisión que transmitirá su vida, las veinticuatro horas del día, desde antes de nacer en adelante. El programa es financiado a través de la publicidad que se hace en forma disimulada en cada momento, todos los productos que aparecen en pantalla están a la venta. El pueblo está construído dentro de una esfera, el estudio de televisión más grande de Hollywood, donde todo es de utilería y controlado, desde la lluvia hasta las relaciones interpersonales del protagonista. El éxito del show está basado en la tendencia tal vez innata o asumida que tienen las personas de espiar al vecino, ese voyerismo escondido en que se basa el cine y los medios audiovisuales en general para llamar la atención del espectador explotando sus expectativas y al mismo tiempo controlando sus emociones.

Al controlar cada aspecto del entorno en el que el protagonista se desenvuelve, los creadores del show dominan y establecen el proceso de socialización del protagonista, o sea, él toma como realidad lo que está a su alrededor, no importa lo que esto sea o cuán extraño nos parezca a quienes estamos fuera de ese entorno. Aquí hay una manipulación completa del individuo por el medio de comunicación y el director del show, quien, como un semidiós, domina la vida del protagonista desde la sala de controles, la luna. La realidad no está completamente tergiversada ni para los espectadores del show, ni para el público de la película, ya que tanto el espectador del cine como el del show saben que sólo es el mundo del protagonista el que está siendo manipulado, aunque al mismo tiempo los sentimientos de los espectadores del show son también controlados a través de la manipulación de las emociones del protagonista respecto a su entorno y a las personas con quienes se relaciona. El protagonista no sabe lo que pasa en su vida y que existe un mundo fuera del que él conoce, pero al sospechar de las acciones de algunos personajes del show, sus amigos y vecinos, su concepto de realidad se ve amenazado produciéndole una reacción de caracter esquizofrénico y paranoico, se siente observado, incapaz de confiar en nadie y al mismo tiempo incapaz de asegurar si lo que él asume como realidad realmente lo es.

En Videodrome tanto los espectadores de la película como el protagonista pierden el sentido de realidad. Como él, nosotros carecemos un punto de comparación que nos sirva para establecer una separación entre realidad y alucinación. En esta película, el personaje principal maneja un canal de televisión que está en constante búsqueda de programas sensacionalistas que capten la atención del público. En la búsqueda se encuentra con una señal de origen desconocido que transmite un show sadomasoquista con crudas escenas de tortura que llaman su atención, cuyo fin escondido es eliminar la "raza impura" (representada por la gente atraída por la pornografía y el deseo de consumo) para dar paso al renacer del cuerpo, la llegada de la "carne nueva". A través de la utilización del medio audiovisual, los productores del show son capaces de controlar la mente y el cuerpo del personaje principal y de todo aquel que se exponga a su contenido sadomasoquista destruyendo su sentido de realidad, es decir generando esquizofrenia y paranoia. La escenas de tortura se hacen cada vez más reales convirtiéndose en alucinaciones que luego se hacen realidad palpable, el protagonista comienza a sentir y vivir lo que ve en pantalla hasta dejar de existir como un ser autónomo. El protagonista es programado, borrado y reprogramado a los deseos de los controladores del show perdiendo el control de sí mismo y de su identidad. La película juega con cambios temporales a través de la pantalla de televisión, como al protagonista, también a los espectadores del film se les hace imposible saber si lo que están viendo en esos momentos pasa antes o después de lo que verán luego. Videodrome refleja un mundo completamente vulnerable, es decir completamente manejable por la capacidad de construcción y destrucción de la realidad, que poseen los medios audiovisulaes.

En Wag the Dog, los medios de comunicación actúan como moldeadores de la opinión pública, escondiendo la verdad de los acontecimientos políticos a través de la construcción de "verdades" paralelas las que son transformadas en la "verdad" pública y absoluta. La película se desarrolla en torno a las teorías de conspiración, transformando la política y la vida en general, en un juego de quién es capaz de contar la mejor historia, para producir los efectos deseados, es decir, convencer a la mayor cantidad de personas. Se ironiza gran parte de la historia de los Estados Unidos y como supuestamente se hace política, dejando en descubierto como podrían esconderse los factores a través de la manipulación de los medios audiovisuales. En este film, el presidente confronta un caso similar al caso de Clinton y la investigación de acoso sexual que se está llevando a cabo en estos instantes, a pocos días de la reelección, el que se resuelve contratando a un productor de Hollywood para que genere una guerra inventada que distraiga a los medios de comunicación y con ello, la mente de las personas, de la acusación de acoso sexual para no perder votos y salga reelegido. Entre otras cosas, se hace un paralelo entre esta guerra inventada y la Guerra de El Golfo Pérsico la cual también habría sido una producción Hollywoodense, después de todo, el mundo sólo vió unos cuantos aviones y luces de colores que más bien asemejaban a juegos de vídeo que a una guerra. Luego de ser expuesto a esta película, el espectador queda con la sensación y casi certeza absoluta de que gran parte de lo que recibe de los medios de comunicación es creado, que vivimos dentro de invensiones múltiples, dentro de miles de películas entrelazadas donde ganar nuestra confianza es así como ganar la Palma de Oro o el Oscar, la confianza del público es el premio mayor para quien cuente la mejor historia.
 




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