EL ADVENIMIENTO DE LA ERA LOGISTICA
¿Les ha sucedido alguna vez que ven un fabuloso par de jeans
o unos regios zapatos en una vitrina y luego el vendedor les dice que no
queda de su talla? Típico...¿Cuándo llega? “Probablemente
a fin de mes”... típico, demasiado quizás.
Tal escena no se debería repetir a menudo con los cambios
que se vienen en
la industria. Durante décadas enteras, incluso desde la misma Revolución
Industrial, que las empresas se dedicaron a desarrollar sus productos con
la mejor calidad posible y a los menores costos, según al público
o segmento al que estuviesen orientadas. Es evidente que lo han logrado
con creces. Pero ya no basta. Porque el desarrollo ocurrió fundamentalmente
“desde la bodega hacia atrás”. La globalización de la economía,
la vigente expansión demográfica y los cambios que han operado
en las industrias en la última década han obligado a repensar
la forma en que las empresas distribuyen sus productos.
Evidentemente, que en el ejemplo del primer párrafo hay culpas
compartidas, tanto por la empresa distribuidora (la tienda) como por el
proveedor (el fabricante de jeans, etc) Aunque al consumidor no le interesa
de quién es la culpa, él es también perjudicado ya
que no obtuvo el producto que él demandó en ese momento.
La tienda no hizo la venta y el fabricante indirectamente tampoco. Ni hablar
de la pérdida de credibilidad del fabricante, ya que usualmente
se le tiende a echar la culpa.
Los cambios en cuestión vienen de la mano del nuevo concepto
denominado ECR
(Efficient Consumer Response). Tal concepto viene soportado por, adivinen
pues: internet. ECR es, en palabras simples, que el fabricante va a saber
en cualquier momento el stock de productos que tiene la tienda. En el ejemplo
de los jeans, esto supondría saber cuántos jeans de cada
modelo, color y talla le quedan a la tienda. ¿Cómo va a saber?
Simple, un portal de internet. Éste va a ser, en la mayoría
de los casos, un sistema B2B (business to business) que va a mantener la
tienda o el supermercado protegido por una contraseña de ingreso
para que cada fabricante o proveedor acceda a su información de
stock. Tales portales B2B están recién siendo desarrollados
por las grandes tiendas de Chile (hay algunos pilotos funcionando), con
un atraso con respecto a los países del primer mundo de unos cinco
años. De esta manera, el proveedor o fabricante va a emitir una
orden sugerida de venta hacia el distribuidor quien cursará la orden
de compra respectiva.
Aquí hay que reparar en un hecho importante: el proveedor
de jeans va a suministrar el surtido óptimo de jeans, no abarcando
toda la curva de distribución sino que reponiendo los productos
faltantes. Es
decir, antes se reponía la gama completa de jeans, sin fijarse que
nadie había comprado, por ejemplo, los de talla 38. Entonces, él
reponía los de talla 38 que nadie demandaba, aumentando el stock
de productos menos demandados al doble. Eso no es ninguna gracia, ya que
el metro cuadrado de arriendo en un mall es lo bastante caro como para
tener guardados tantos productos de baja rotación; a esto hay que
agregar que se incrementa la tasa de obsolescencia. Todo eso aumenta el
costo final del producto, que es pagado por el consumidor.
¿Quién gana con ECR? Todos. Los fabricantes porque
sus productos se venden más, los distribuidores porque van a tener
los productos en stock cada vez que se demanden y los consumidores porque
vamos a pagar menos y porque vamos a tener lo que queramos y en el tamaño,
modelo, color o sabor que necesitemos. Aunque ECR todavía no se
implementa en Chile, va a beneficiar al susodicho fabricante de jeans como
al productor de quesos, y al que manufactura enchufes, zapatos o miel.
La experiencia en otros países y estudios en Chile señalan
que las ventajas serán del orden de un 10% de impacto en aumento
de ventas, distribuidas por partes iguales entre proveedores y distribuidores.
No desaprovecho la ocasión para mencionar las bondades de
la adopción del código de barras universal EAN13. ¿Parece
lógico que el código de rayas negritas que tienen dibujados
todos los productos no sea una nomenclatura estándar, sino que interno
para cada supermercado o tienda? Imaginen lo que tiene que hacer el pobre
fabricante actualmente: Fabrica los productos, los embala, luego los lleva
a bodega, y ante los pedidos de las tiendas los tiene que desembalar, ir
a buscar las etiquetas propias de las tiendas, luego volver y embalar de
nuevo. Todo, con el costo de tiempo y mano de obra que eso significa (que
nuevamente lo paga el consumidor). Ahora con EAN13 lo que se lee en un
supermercado de Valparaíso va a ser lo mismo que se lee en Kuala
Lumpur.
La eficiencia que va a requerir la cadena de abastecimiento va a
estar ligada a una profusa utilización de herramientas computacionales
y nuevas tecnologías. Como el fabricante de jeans no conoce del
tema, probablemente le va a encargar la distribución de sus productos
a una empresa externa dedicada exclusivamente a logística, como
varias de las que han surgido al amparo de las nuevas tendencias. Imaginen
qué fabricante habría pensado hace sólo un par de
décadas que iba a tener que pasarle sus productos a otro (¡!)
Con todos estos cambios fabulosos cabe hacerse una reflexión.
El surgimiento de verdaderos monstruos del comercio como son las grandes
tiendas por departamentos, los homecenters y los supermercados, que venden
enormes volúmenes de productos de distintas variedades y calidades,
ha significado un volcamiento de las preferencias y gustos de los consumidores,
que evidentemente los eligen ante precios sumamente
bajos, inalcanzables de igualar por los almacenes tradicionales. Las inmensas
economías de escala producidas y el desmedido poder de los distribuidores
respecto de los proveedores, entre otras razones, están haciendo
que el almacén de la esquina sea reemplazado sin cuestionamiento
por las grandes cadenas. ¿Estará preparada la economía
para soportar el relevo de los canales de distribución? ¿Qué
va a ser de las pequeñas y medianas empresas (pymes) que cada vez
quedan más al margen de las nuevas tendencias? Paulatinamente las
pymes, que en Chile cargan con el 80% del empleo, quedan más relegadas
al reducido círculo de algunas cuadras alrededor. Interesante tema,
como para ser debatido en el futuro en estas páginas.
En suma, el sector productivo está adaptándose a un
proceso de transformación en su gestión logística.
Tales cambios harán que los mercados sean más eficientes,
menos engorrosos y necesiten del apoyo de herramientas tecnológicas.
La interrogante que permanece es que los que queden al margen de tales
cambios puedan o sepan adaptarse.
ADRIAN PEÑALOZA SEGOVIA
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